El supervisor ha sancionado por falta de transparencia en la concesión de créditos al Santander, ING, BBVA, Bankinter, CaixaBank, Ibercaja, Unicaja y Cajamar entre 2018 y 2020.
En los tres últimos ejercicios, 2018, 2019 y 2020, el Banco de España ha impuesto multas por 37 millones a 13 entidades por no informar bien sobre las condiciones de los créditos hipotecarios, por cobrar más comisiones de las debidas, por publicar una TAE (la tasa que recoge los costes del préstamo) inferior a la real y por otras deficiencias. El Santander es el más multado, seguido de ING y Bankinter. El supervisor cuenta con 110 inspectores que, en ocasiones, entran al mismo tiempo por sorpresa en decenas de oficinas para observar cómo se comercializan los productos y los conocimientos de los empleados.
La crisis de 2008 a 2012 marcó a la dirección del Banco de España tras la venta incorrecta (o fraudulenta) de preferentes y de hipotecas con cláusulas no permitidas. En 2014 se creó la división de Conducta de Entidades. “Nos dimos cuenta de que la mala comercialización era una preocupación social, que generaba muchos litigios y que provoca una pérdida de reputación al sector”, admiten fuentes del organismo dirigido por Pablo Hernández de Cos.
En la lista de los bancos afectados están casi todos los más grandes, a excepción del Banco Sabadell. Destaca el Santander, tanto por las multas que recibió directamente como por las que heredó del Popular tras adquirirlo, así como ING, Bankinter, CaixaBank y Bankia. En estos dos últimos casos, las multas también son más altas porque han tenido que afrontar las de bancos adquiridos.
Entradas en las oficinas por sorpresa
El supervisor vigila la actuación de las entidades examinando por sorpresa cómo se venden los productos. A una hora determinada, decenas de inspectores del Banco de España entran en una red de oficinas de una entidad concreta. Saben perfectamente lo que buscan por las denuncias previas de los clientes o por investigaciones anteriores. Se identifican y preguntan por el director. Si no está, por el segundo de mayor rango.
Y empieza la investigación in situ, que es un sistema clave para detectar las malas prácticas, apuntan fuentes del supervisor. ¿Qué buscan? “Desde si en el tablón se ponen de forma clara las comisiones, cómo tienen colocada la publicidad y qué pone, qué papeles entregan a los clientes para informarles de los productos…hasta el conocimiento que tienen los empleados sobre lo que están comercializando y si conocen los códigos de buenas prácticas”, apuntan desde el supervisor. En otras ocasiones no buscan a una entidad, sino cómo se coloca un producto en diferentes bancos.